Por Rafael Victorino Muñoz
El estrés puede generar en nuestro cuerpo diferentes síntomas. Incluso, estos pueden ser similares a los de una reacción alérgica.
En ciertas ocasiones, una crisis de ansiedad o una
situación de mucho estrés podrían provocarnos una alergia emocional. Se
manifiestan síntomas respiratorios o cutáneos, tales como enrojecimientos.
Estos signos, así como el tratamiento a aplicar, pueden ser
similares a los que se proponen frente a una reacción alérgica normal. Sin
embargo, podrían requerirse otras intervenciones, como acudir a terapia
psicológica. Sigue leyendo y te contamos más sobre la alergia emocional.
Alergias y reacciones alérgicas
La alergia es un estado de hipersensibilidad en el
que se generan diversas reacciones, debido al contacto con ciertos
elementos, denominados alérgenos. Se distinguen varios tipos de
alergias:
- Reacciones
respiratorias, causadas por inhalación de
sustancias químicas, así como alergia a los ácaros del
polvo, a los animales, al polen o a las esporas de los hongos.
- Alergias alimentarias que se desencadenan
en las personas sensibles por ingestión de algunos ingredientes (lácteos,
mariscos, soja, maní, etc.).
- Reacciones
por contacto con objetos o sustancias, provocando
dermatitis. Puede ocurrir con el óxido, el cemento, la gasolina, entre
otros.
- Reacciones
cutáneas y otras causadas por picaduras de insectos y arácnidos.
- Alergia
a medicamentos o compuestos presentes en estos.
Ahora bien, cuando la persona sensible entra en contacto
con la sustancia o elemento (alérgeno), tiene lugar una compleja secuencia de
acontecimientos, que comienza con la activación de linfocitos y culmina con la
liberación de histamina. Aunque es oportuno acotar que esta no es la única
sustancia que se secreta.
Causas de las alergias
Las reacciones alérgicas ocurren por la confluencia de la
exposición al alérgeno más la sensibilidad al mismo. Pero la pregunta sería por
qué unas personas son sensibles y otras no.
Al respecto, se tienen varias explicaciones. Por
ejemplo, se considera que hay un factor genético involucrado, ya
que las alergias son más comunes en aquellos que tienen un familiar con la sensibilidad
a determinado alérgeno.
También se afirma que la persona no nace con alergia, pero
la desarrolla en algún momento. En este orden de ideas, hay factores
ambientales que, conjuntamente con la predisposición genética,
incrementan el riesgo. Entre ellos, los siguientes:
- Contaminación
ambiental.
- Exposición
al humo de tabaco.
- Factores
socioeconómicos (mayor hacinamiento).
- Presencia
de polvo en suspensión en el ambiente.
- Factores
climáticos (mayor humedad, por ejemplo).
- Dieta:
consumo de alimentos procesados, colorantes artificiales, etc.
Síntomas de la alergia emocional
A estos factores antes señalados hay que sumar el aspecto
emocional, referido a la manera en la que la persona afronta sus circunstancias
y sus problemas. Así, ansiedad, estrés y otras alteraciones emocionales pueden
influir en la aparición y el desarrollo de alergias, según se señala en las
investigaciones.
La alergia emocional se puede definir como una condición en
la que, ante determinadas emociones negativas, el sistema inmunitario genera
una reacción en el cuerpo similar a la que tendría lugar debido a la presencia
de un alérgeno.
Los síntomas de la alergia emocional se manifiestan
principalmente en la piel, aunque no de manera exclusiva. Son similares a la
urticaria:
- Comezón.
- Erupciones.
- Manchas
rojas.
Estos síntomas pueden variar de un paciente a
otro. A su vez, dependerán de otros factores, como la
edad y la intensidad de las emociones.
¿Por qué ocurre la alergia emocional?
El estrés
emocional puede afectar al sistema nervioso y al inmunitario. Se
considera que, en estas circunstancias, aumenta la liberación de
cortisol, así como la producción de catecolaminas, las cuales originan
la reacción inflamatoria.
on respecto a esto, se proponen varias explicaciones. Por
ejemplo, desde el punto de vista de la bioneuroemoción, se considera que la enfermedad es un
mecanismo de adaptación que afecta a la persona y que aparece a partir de programas.
La alergia sería una resistencia del organismo contra un aspecto de la vida
pasada que no nos agrada o que no queremos enfrentar. Y cada alérgeno tendría
una simbología asociada:
- Leche-madre.
- Cereales-familia.
- Polen-afectividad.
De igual modo, se afirma que en un determinado momento del
pasado, habría ocurrido un shock emocional, durante el cual el
inconsciente habría detectado algo o a alguien como potencial agresor,
relacionándolo con un elemento presente. Este elemento habría pasado a
convertirse en alérgeno.
Por su parte, desde la naturopatía se explica que los
alérgenos no son tales, sino que las alergias se deben a un
desequilibrio de nuestro sistema inmunitario, propiciado por el estilo
de vida. Esto va desde el consumo de transgénicos hasta el exceso de higiene y la exposición
a los químicos en productos de limpieza, pasando por nuestra manera de ser y de
actuar.
Tratamiento de la alergia emocional
El tratamiento de la alergia emocional puede ser similar al
de otros tipos de reacciones. En tal sentido, se prescribe el uso de antialérgicos
(antihistamínicos) y productos de uso tópico, incluyendo corticoides para
los síntomas cutáneos.
Si los síntomas persisten, además de acudir al
dermatólogo, se recomienda asistir a terapia con psicólogo u
otro profesional de la salud mental. También se pueden prescribir medicamentos
para el estrés y la ansiedad.
Por otra parte, se mencionan algunas terapias alternativas
que pueden ser efectivas para reducir los síntomas relacionados con la alergia.
En un estudio se encontró que los productos naturales Cinnamomum
zeylanicum, Malpighia glabra y Bidens pilosa tienen
propiedades antialérgicas y pueden ser tan efectivos como la loratadina.
Asimismo, la acupuntura también se ha considerado como
opción. Las investigaciones sobre el tema señalan que esta
técnica es efectiva en el tratamiento sintomático de la rinitis
alérgica persistente.
Definir la alergia antes de iniciar un
tratamiento
El tratamiento de cualquier patología requiere
de un adecuado diagnóstico. En el caso de las alergias
emocionales, se debe estar seguro de que la raíz del problema es un cuadro de
estrés o ansiedad y no un alérgeno.
De allí que se consideran necesarias la realización de
pruebas para determinar a qué sustancias puede ser sensible la persona. O si,
en efecto, el factor emocional es el que prevalece.
En todo caso, debe ser un profesional de la salud
quien realice el diagnóstico y prescriba el tratamiento. Para finalizar, no
está de más recordar que, en este y en todos los casos en los que
experimentemos algún síntoma, no debemos nunca automedicarnos.
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