Los problemas de sueño son muy habituales en la población.
Muchas veces desconocemos la causa que nos impide dormir y una de las razones
puede estar en la toma de determinados medicamentos que provocan
insomnio.
Los problemas de sueño son muy habituales en nuestra sociedad. Según datos de la Sociedad Española de Neurología, entre un 20 y un 48% de la población adulta española sufre dificultad para iniciar o mantener el sueño ¿por qué? Son muchas las causas de los problemas de sueño y la gran mayoría de ellas están vinculadas con hábitos de vida poco saludables que alteran los ritmos circadianos lo que impide o dificulta que conciliemos el sueño.
Las condiciones ambientales que nos rodean a la hora de
dormir como la temperatura de la estancia, el ruido o la luz pueden
desempeñar un papel significativo a la hora de tener una buena calidad de
sueño, así como la comodidad de la cama, la ingesta de ciertos
alimentos o bebidas o el uso de dispositivos electrónicos antes de acostarnos.
Sin embargo hay otras causas poco conocidas como la toma de
determinados medicamentos.
Antes de conocer estos fármacos, es importante saber qué es
tener una buena calidad de sueño. Como explica Hernando
Pérez Díaz, coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos de la
Vigilia y Sueño de la Sociedad Española de Neurología, “hay tres aspectos
básicos para determinar si una persona tiene una buena calidad de sueño: la
duración, la continuidad y la profundidad. Es decir, si el tiempo dedicado
a dormir no es suficiente para sentirnos descansados al día siguiente, si hay
interrupciones en nuestros ciclos de sueño, o nuestro sueño no es lo
suficientemente profundo para considerarlo restaurador, es que no tenemos una
buena calidad de sueño y, por lo tanto es el momento de visitar a un
profesional”.
Medicamentos y sueño
Todo el mundo sabe que hay medicamentos que pueden producir
somnolencia pero también hay otros muchos que, por sus características
específicas, pueden perjudicar el descanso e impedir que durmamos del tirón.
Como explica a CuídatePlus Buensuceso
Fernández del Pozo, responsable del Área de Formación del Consejo
General de Colegios de Farmacéuticos, “en algunos medicamentos no se
indica insomnio como efecto adverso, sino que aparece como trastornos
del sueño. Esto es así porque en los ensayos clínicos se ha reportado tanto
insomnio como somnolencia y también porque no todas las personas responden de
la misma manera a un medicamento (por su edad, por su patrón habitual de
sueño, en definitiva, por su idiosincrasia)”.
Es importante saber que cuando se autoriza un
medicamento “se recogen en el prospecto todos los efectos adversos que
se han observado en los ensayos clínicos y que se clasifican en muy
frecuentes, frecuentes, raros o muy raros, según el número de personas que
manifestaron cada uno”, informa el farmacéutico.
En cuanto al efecto de determinados medicamentos sobre la
calidad del sueño, Fernández del Pozo señala que “algunos de ellos
pueden provocar insomnio por ejercer un efecto estimulante sobre el sistema
nervioso central, otros por alterar el patrón de sueño o los ritmos
circadianos, y otros porque pueden producir efectos adversos que
dificultan conciliar el sueño, como puede ser la tos, espasmos
musculares o dolor”. Además del efecto, también hay que tener en cuenta que “no
será igual de relevante el caso de un medicamento que debemos tomar de forma
puntual, por ejemplo, durante una semana, que el de otros que necesitemos de
forma crónica”.
Listado de medicamentos que dificultan el sueño
Según los expertos consultados por CuídatePlus, la lista de
medicamentos que pueden alterar el sueño en mayor o menor medida son muchos.
Por ello, se centran en los más frecuentes y de uso crónico.
Por sus efectos secundarios relacionados con su
mecanismo de acción, Fernández del Pozo destaca los estimulantes,
los antidepresivos (especialmente los inhibidores de la recaptación de
serotonina), algunos antihipertensivos, los esteroides, hormonas,
antihistamínicos H1, descongestionantes y los antiparkinsonianos:
- Los
estimulantes, como metilfenidato, indicado en el TDAH, el modafinilo,
empleado en la narcolepsia, o la cafeína, por su propio mecanismo de
acción van a dificultar el sueño.
- En
el caso de los antidepresivos, “debemos considerar que la propia depresión
se relaciona con el insomnio y, por tanto, la mejoría del cuadro depresivo
reducirá este síntoma”, apuntan desde el Consejo General de COF. En este
grupo, los inhibidores de la recaptación de serotonina -ISRS- (fluoxetina,
sertralina, paroxetina, etc.) “son los que presentan mayor incidencia de
insomnio, mientras que los inhibidores de la recaptación de serotonina y
noradrenalina -ISRS/ISRN- (p.ej. venlafaxina o duloxetina) pueden suponer
una alternativa a estos para reducir este efecto adverso”.
- Entre
los antihipertensivos, “los betabloqueantes (metoprolol, propranolol,
carvedilol, etc.), empleados también como antiarrítmicos, se asocian con
un incremento de despertares y pesadillas que se atribuyen a inhibición de
la secreción nocturna de melatonina”. En este caso, “podría evitarse el
efecto administrando melatonina”. Los alfabloqueantes (doxazosina,
prazosina, etc.) indicados también en la hiperplasia benigna de próstata,
“se asocian a una disminución de la fase REM del sueño (en la que se producen
las ensoñaciones), que se encuentra ya reducida en las personas mayores”.
Ejemplo de fármacos que provocan insomnio debido a
efectos adversos que interfieren con el sueño:
- Inhibidores
de la enzima de conversión de angiotensina -IECA- (captopril, enalapril,
lisinopril, etc.), antihipertensivos empleados también en el tratamiento
de la insuficiencia cardiaca. “Si bien los IECA no ejercen un efecto
directo sobre la fisiología del sueño, en algunos pacientes provocan tos
crónica y persistente, que obviamente dificultará el sueño”, apunta el
farmacéutico. Además, añade, “pueden provocar calambres musculares y
diarrea, que tampoco van a facilitarlo en aquellos pacientes que los padezcan”.
Los bloqueantes del receptor de angiotensina II -ARAII- (valsartán,
candesartán, etc.), indicados en la insuficiencia cardiaca, “pueden
producir estos efectos por sobrecarga de potasio en algunos pacientes,
dificultando el sueño”.
- Los
antihistamínicos denominados no sedantes (loratadina, cetirizina,
azelastina, etc.), que de todas formas pueden provocar sedación en mayor o
menor grado, “tienen también un efecto anticolinérgico, que puede causar
ansiedad e insomnio”.
- Los
esteroides (hidrocortisona, prednisona, metilprednisolona, etc.) en
tratamientos prolongados, pueden mimetizar el papel del cortisol adrenal
(la hormona del estrés) que nos mantiene alerta, por lo que pueden
provocar también insomnio y pesadillas.
- Los
descongestionantes nasales, agonistas a1 adrenérgicos (oximetazolina,
fenilefrina), pueden provocar igualmente insomnio en algunos pacientes.
A este listado, Amparo Bonilla,
coordinadora del grupo de trabajo de Abordaje y Tratamiento de la Salud mental
de la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (Sefac), añade
otros de uso frecuente como:
- Algunos
fármacos antihipertensivos: propranolol, metoprolol, atenolol.
- Fármacos
diuréticos que producen la necesidad del paciente de acudir al baño por la
noche.
- Fármacos
citostáticos (para el tratamiento del cáncer) y opioides (analgésicos para
el tratamiento del dolor crónico moderado-severo) pueden ejercer su acción
interaccionando con los receptores opioides del sistema nervioso central y
periférico.
- Hormonas
tiroideas.
- Corticoides:
dexametasona, metilprednisolona, prednisona.
- Fenilefrina,
pseudoefedrina.
- Broncodilatadores:
teofilina.
- Fármacos
estimulantes del sistema nervioso central: Anfetaminas (anfepramona,
mazindol, fentermina).
Problemas para dormir y enfermedades
Es importante señalar que no siempre el problema de
insomnio está relacionado con la medicación sino con la enfermedad en sí. En
este sentido, Fernández del Pozo pone de ejemplo el Parkinson.
En esta enfermedad el insomnio es un síntoma muy habitual, aunque,
“algunos casos puede relacionarse o empeorar con la medicación, que puede
producir tanto somnolencia como insomnio”.
En este caso “la dopamina es la responsable de bloquear
la producción de melatonina al llegar el día y en el Parkinson son muy
frecuentes los despertares y la alteración de la fase REM (manteniendo un tono
muscular). Los fármacos anticolinérgicos como la selegilina pueden dar lugar a
insomnio, mientras que los dopaminérgicos (normalmente asociaciones de levodopa
e inhibidores de dopa descarboxilasa) pueden dar lugar a somnolencia e incluso
ataques súbitos de sueño mientras realizan actividades de la vida diaria, si
bien entre el 1-1,2% de los pacientes manifestó insomnio.
Por su parte Bonilla señala que “hay otras
enfermedades mentales que pueden producir insomnio como los trastornos de
ansiedad o el trastorno por estrés postraumático”.
¿Cambiar el horario de las tomas?
Una vez conocidos estos efectos sobre el sueño y teniendo
en cuenta que la mayoría son tratamientos crónicos, ¿qué medidas se pueden
adoptar para mejorar la calidad del descanso? ¿sería posible tomarlos por la
mañana en lugar de por la noche? Como explica Fernández del Pozo, “hay
casos en que sí es posible y es una recomendación habitual”.
Los antidepresivos, por ejemplo, “deben
tomarse por la mañana y si se toman dos dosis, la segunda a medio
día”. Los esteroides, “que ejercen un efecto excitante, no deben administrarse
por la tarde, al igual que los descongestionantes, que si
provocan insomnio, deben evitarse en la tarde-noche”. Sin embargo, lamenta el
farmacéutico, “hay otros fármacos a los que se les exigen una pauta más
frecuente de administración y no sería posible este cambio”.
En cualquier caso, señala Bonilla, “hay que
considerar cada caso de forma individual”. Sí es cierto que “puede haber
situaciones en las que sea necesario tomarlos por la noche pero otras en las
que no”. Por ejemplo, “ante una crisis de asma, puede ser necesario tomar un
broncodilatador por la noche, o en pacientes con enfermedades inflamatorias, se
puede necesitar tomar los corticoides en pautas que impliquen tomas
nocturnas”.
Consejos para mejorar el sueño
Para mejorar la calidad del sueño y contrarrestar el efecto
de los medicamentos, Bonilla recomienda mantener una buena higiene del
sueño:
1.
Mantener un horario organizado.
2.
Limitar las siestas.
3.
Dormir solo lo necesario para sentirse
descansado y despejado.
4.
Evitar cenas copiosas.
5.
Evitar el consumo de estimulantes.
6.
Realizar ejercicio físico a diario, pero no a
última hora de la tarde.
7.
Evitar la luz de las pantallas durante la
noche.
Ayudar a manejar el estrés:
1.
No preocuparse por cosas que no se pueden
controlar.
2.
Intentar resolver conflictos con otras
personas.
3.
Hablar con personas de confianza sobre las
cosas que le preocupan.
4.
Hacer ejercicio regularmente.
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