Escrito por Tamara Solange Serrano Lopez
Las cebollas dulces son mejores para caramelizar, mientras
que la roja es más intensa y se come cruda. Conoce aquí los usos culinarios de
los diversos tipos de cebolla que existen.
La cebolla es un ingrediente versátil en la cocina y tiene una duración prolongada si se almacena, de foma adecuada. A pesar de ser odiadas por muchas personas, por el olor que desprenden, sus diversos tipos son incluidas en la preparación de los alimentos en forma encurtidas, fritas, cocidas y asadas; debido al sabor que le proporcionan a las comidas.
Prima del puerro y el ajo, la mayoría de cebollas tienen
propiedades que ayudan a mejorar el funcionamiento del sistema cardiovascular y
digestivo. Así las cosas, en este artículo exploraremos 15 tipos de cebolla
y las múltiples maneras en que se pueden utilizar, para crear platos deliciosos
y variados.
Es conocida por su distintivo color morado intenso tanto
por dentro como por fuera. Se caracteriza por tener menos contenido de agua que
otras variedades, lo que intensifica su contenido de azufre y le otorga un
sabor y olor muy profundo. Es alta en vitamina C, potasio, calcio y
fósforo, además de exhibir propiedades antiinflamatorias y antialérgicas.
La cebolla morada se consume—por lo general— cruda o
encurtida, para preservar sus factores nutricionales y beneficios. Por
ello, se sugiere incorporarla en recetas como ensaladas o ceviches. También
se puede preparar en té para aliviar la tos (reduciéndola en agua a fuego
lento).
2. Cebolla amarilla
Se la conoce como cebolla española o cebolla amarilla. Esta
última denominación porque presenta un exterior de color amarillo-marrón y un
interior que puede ser blanco verdoso, amarillo claro o blanco. Su
sabor es más ligero que el de la cebolla morada, ya que está compuesta en
un 89 % de agua, pero contiene más azufre que la blanca, por lo que es más
picante que esta.
Es la más común en la gastronomía del norte de Europa y
Estados Unidos, donde destaca por su versatilidad culinaria. Es ideal
para sopas, estofados, guisos, salteados, salsas y brochetas. Además, es
muy buena para caramelizar, aunque se recomienda evitar su sobre cocción para
que no se vuelva pegajosa.
3. Cebolla blanca
La cebolla blanca, como su nombre indica, presenta un
exterior y un interior de tonalidad blanca. Destaca por su sabor picante y su
textura crujiente, y para atenuar su intensidad, se puede dejar remojando en
agua fría, durante una hora aproximadamente. Consumir esta variedad contribuye
a reducir los niveles de colesterol y previene la
elevación de los triglicéridos, así como la agregación plaquetaria.
En la cocina latinoamericana, es un ingrediente
fundamental. Sirve como base en platillos populares como el pico de
gallo, fajitas y huevos rancheros. Además, dada su sensibilidad, se
recomienda consumirla cruda o someterla a una cocción rápida, siendo ideal para
preparaciones con salteados.
4. Cebolla perla
Es originaria de Asia Central, pero su consumo y cultivo se
ha extendido a nivel mundial. La característica que la hace más distintiva es
su piel dura y de color blanco, con un brillo plateado. Es pequeña en
comparación con otros tipos de cebolla, tanto así que, para muchas personas, es
más afín al puerro.
Posee un sabor sutil, con bajo contenido de azufre. También
tiene elementos que ayudan a facilitar la alcalinización de la sangre y favorece
la lucha contra los síntomas
del reumatismo y la gota. Puedes consumirla en preparaciones como
cremas, guisos y asados.
5. Échalote
La échalote es un tipo de cebolla de
origen mediterráneo que ha alcanzado gran popularidad en la cocina francesa.
Por ello el nombre de échalote (en francés) y derivando al
español como chalote o chalota. Es fácil diferenciarla por su distintiva
apariencia, pues se caracteriza por su piel cobre rojizo e interior de
color morado brillante y su forma alargada.
A diferencia de la cebolla roja o morada, la échalote presenta
una forma más ovalada y pequeña, junto con un sabor único. Pese a ser pariente
de la cebolla y el ajo, tiene mayor proporción de compuestos
flavonoides y polifenólicos, que generan beneficios como el fortalecimiento del sistema inmunológico, la reducción de
la presión arterial alta y la prevención natural de la aterosclerosis.
Además, es la cebolla más fácil de digerir. Tiene un sabor
dulce y una textura crujiente, lo que la hace una excelente opción para
consumirla en ensaladas y guarniciones. También es apta para caramelizar,
para mermeladas, integrarla en guisos y en sopas de cebolla y ajo, para aumentar las defensas.
6. Cippolini
Entre los tipos de cebolla, este es el más pequeño. Es de
origen italiano y presenta una piel fina, como la de la Échalote,
solo que en color amarillo. Esta es tan delicada que, para pelarlas de manera
sencilla, se recomienda sumergirlas en agua hervida, de uno a dos minutos, para
suavizar su piel.
La cippolini tiene un diámetro aproximado
de 42,67 milímetros, parecido al de una pelota de golf, y una forma achatada.
Su sabor es dulce, comparable al de las cebollas Walla Walla, pero
con un toque más picante. Esto las hace ideales para consumir crudas,
caramelizadas o utilizarlas en estofados y asados.
7. Cebolla China, de verdeo o cebolleta
Esta cebolla es conocida también como cebolla galesa,
aunque no sea nativa de Gales. Su singularidad radica en su forma alargada, con
un tallo blanco que se ensancha en la parte inferior y hojas verdes. Tiene un
sabor más ligero en comparación con otras variedades y un aroma muy perfumado
que la hace muy apreciada. Asimismo, a diferencia de los otros tipos de
cebolla, esta no irrita los ojos.
Esta versátil verdura se puede consumir cruda,
cocida, frita o asada, siendo un elemento clave en la gastronomía asiática,
donde se utiliza más la parte blanca y hasta tres centímetros de la parte
verde. Además de su uso en la preparación de platillos, la cebolla galesa se
emplea comúnmente como elemento decorativo en presentaciones culinarias.
8. Calçot
El calçot, una variante de cebolla blanca
inmadura con similitudes al cebollín. Posee un tallo grande y grueso de color
blanco, con hojas verdes en la parte superior; y es prominente en la
gastronomía catalana. Debe su nombre al término catalán “calçar“,
relacionado con el método de cubrir la cebolla con tierra, durante su
crecimiento, para estimular su alargamiento hacia la luz.
Este tipo de cebolla es una fuente nutricional rica
en vitaminas A, B, C y E, así como en minerales y oligoelementos. Su sabor
es dulce y sutil, lo que ha vuelto famosa la tradicional “calçotada“, un
plato de la región que implica asar los calçots a la parrilla.
9. Cebolla Walla Walla
Entre los diversos tipos de cebolla, la Walla Walla se
caracteriza por su gran tamaño, forma muy redonda y piel marrón con una pulpa
jugosa de color amarillo claro. Son reconocidas— junto a las Vidalia
y Maui— como las más dulces por su menor contenido de azufre (aproximadamente
la mitad en comparación con otras variedades).
Estas cebollas poseen características que facilitan su
manejo en la cocina. No emiten un olor penetrante y son más fáciles de picar,
ya que no causan irritación en los ojos. Si quieres consumirlas, se
recomiendan crudas como guarnición o fritas, en forma de aros, pero
donde más sobresalen es, sin dudas, en la técnica de caramelización.
10. Cebolla Vidalia
Si te preguntas cuál es la mejor cebolla para cocinar, la
respuesta es clara: la cebolla Vidalia. Cultivada en suelos poco
sulfurados, posee una mínima cantidad de azufre, proporcionándole un
sabor dulce que evita las lágrimas al cortarla; además de ser
recomendada para aquellos
que padecen gases y eruptos.
Proviene del sur de Estados Unidos, donde es sumamente
popular y se cuenta entre las más consumidas, junto a la Muai. De
por sí, se le conoce como comercialmente como cebolla dulce, debido a su
similitud con la cebolla amarilla.
Aunque es excelente para el consumo crudo, también la
puedes disfrutar asada, en sándwiches y hamburguesas, para ello puedes aprender
a preparar cebolla caramelizada sin azúcar.
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