Norys Velez
El té verde, negro, rojo, aromatizado o con frutas, el té es la segunda bebida de mayor consumo en el mundo, después del agua. Durante años ha servido de excusa para reunir a grupos de personas y para aquellos que desean relajarse o llenarse de calma y pureza.
En cualquiera de sus variedades tiene gran valor medicinal,
la mayoría de ellos ayuda en el tratamiento del colesterol, reduce la sensación
de fatiga, protege los ácidos grasos y los lípidos del cerebro. Sin embargo,
cada uno tiene sus propias bondades para el organismo.
Té Verde. Se
obtiene de hojas jóvenes y tallos tiernos que no han experimentado ningún
proceso de fermentación. Aporta significativos beneficios a la salud. Se
caracteriza por ser un buen complemento dietético, además expertos afirman que
es muy útil para disminuir la grasa corporal, el colesterol y el riesgo
cardiovascular. Es también recomendado para regular el nivel de insulina en la
sangre.
Té Rojo. Otra variante es el semifermentado o té rojo. Es uno de los
más consumidos, debido a que contribuye en la prevención del cáncer. Dentro de
las principales propiedades que posee esta infusión está la cura del mal humor
y depresiones, además de favorecer la digestión de comidas ricas en grasa,
disminuye el colesterol y reduce la obesidad.
Té Negro. Debido a la fermentación, el té negro es el que posee
mayores propiedades a la salud. Ayuda a la relajación de los vasos sanguíneos y
evita la oxidación del colesterol. El importante efecto diurético del té ayuda
a la eliminación del exceso de líquidos. Además previene las caries dental.
Té Blanco. Prácticamente desconocido hasta hace poco, es el más suave
y aromático. Es lo más novedoso en el mundo de los tés. Se produce
principalmente en China, en las altas montañas de la provincia de Fujian.
Aumenta las defensas y combate el envejecimiento celular. Es ideal para
combatir la fatiga física y mental, al tiempo que beneficia la capacidad de
concentración y memoria.
Fuente: https://www.conectate.com.do/
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