Por Yasmin de la Cruz M.A
Maestra/Psicopedagoga
La familia es en esencia la célula de la sociedad, en ella descansa la gran responsabilidad de educar y formar a los futuros ciudadanos de nuestra nación, es por esto que el estilo de crianza positiva en el hogar es fundamental para el fomento de habilidades, capacidades y porque no, competencias; que es el fin último de la educación en estos tiempos, este estilo de crianza se basa en el amor, el respeto, el cariño incondicional hacia nuestros hijos pero teniendo en cuenta los limites, carácter y firmeza para disciplinar a través de diálogo, consenso y acuerdos. Para Aguilar (1990) los estilos de crianza son aquellos usos o costumbres que se transmiten de generación en generación como parte del acervo cultural, que tienen que ver con el cómo los padres crían, cuidan y educan a sus hijos.
El estilo de crianza positiva
facilita el aprendizaje de nuestros hijos en la toma de decisiones de manera
responsable, fortalece su autoestima y auto aceptación lo que se traduce a una
convivencia armoniosa con el entorno, le permite sentirse aceptado y valorado
en el principal grupo social al que pertenecen la familia, así mismo éste
estilo de crianza entiende y atiende las necesidades de los hijos, permitiendo
que los padres comprendan las diferentes etapas que viven, sabiendo que el
ambiente en el que crecen y se desenvuelven es determinante para su vida
futura. Es por ello que me preocupa la crianza o estilo de crianza que reciben
los niños y niñas de los hogares de nuestro país en esta época de tanta crisis
de valor, transculturación, violencia social, desintegración familiar y riesgos
psicosociales que rodean o permean el sano desarrollo socioemocional de los
niños y niñas.
Se
hace necesario poner un interés fundamental en la implementación de un estilo
de crianza positiva en el hogar y éste se podría favorecer a través de desarrollo de programas y
proyectos de apoyo, asesoría e intervención a las familias, que promuevan la
integración y formación de los padres y madres para que estos conozcan otras
formas o estilos de crianza, así como la concienciación de su rol en el proceso
de formación y educación de sus hijos.
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