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Las elecciones dominicanas vistas por un haitiano


Por EDWIN PARAISSON
La llegada al poder en 1996 de Leonel Fernández del Partido de la Liberación Dominicano (PLD), sin lugar a duda, marcó una nueva etapa en las relaciones entre Haití y la República Dominicana. El viejo caudillo Joaquín Balaguer, un cercano colaborador del dictador Rafael Leónidas Trujillo -responsable de la masacre de los haitianos en 1937 - y una de las puntas de lanza de la ideología anti-haitiana, de esta manera, pasó la banda presidencial, a un político joven de sólida formación que dijo tener la capacidad de lograr un cambio de paradigma en las relaciones entre nuestros dos países.
Como Balaguer, Fernández es un francófono, lo cual, le hizo más fácil construir relaciones en ciertos círculos intelectuales y de poder económico en Haití. Balaguer dirigió a la República Dominicana en tres etapas diferentes 1960-1962, 1966-1978 y 1986- 1996. Fernández completará su tercer mandato en agosto del 2012.
En lo que respecta a Haití, las administraciones de Balaguer cuyo pensamiento racialmente elaborado sobre esa primera república negra del mundo en su libro "La isla al revés", publicado en 1983, estuvieron marcadas por el neotrujillismo. Las de Fernández, lo menos que puede decirse, por una preponderancia de figuras notables, pertenecientes o cercanas al balaguerismo, provenientes de la extrema derecha que han distorsionado la sustancia radical-progresista (izquierda) del partido creado por Juan Bosch en 1974. De este modo, serias contradicciones en el discurso oficial y en materia de políticas públicas con relación a Haití o la diáspora haitiana en la República Dominicana, son evidentes.
En este contexto, fuera de los tres mandatos acumulados por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), 1978-1982, 1982-1986, 2000-2004, la fuerza y ??la consistencia de una corriente abiertamente anti-haitiana no han cesado de crecer en el seno mismo del poder dominicano por más de medio siglo. De manera más aguerrida, sus voceros, han mantenido una campaña implacable cuando Peña Gómez, Dominicano, negro de ascendencia haitiana, surgió en el 1990 en el PRD, como una opción sería de poder. Candidato tres veces, incluso en 1994 donde perdió por efecto de un fraude colosal de Balaguer y en 1996 cuando fue derrotado por Fernández con el apoyo de Balaguer, tras una campaña fundamentada en un discurso de odio contra los haitianos, Peña Gómez, nunca pudo, abiertamente, asumir sus orígenes haitianos hasta su prematura muerte en 1998.
Esta gestión profundamente ambigua de las relaciones domínico-haitiana pudiera ser al origen de las más serias dificultades entre los dos países bajo Balaguer y Fernández. En el verano de 1991, en respuesta a las inquietudes expresadas públicamente por el Presidente Jean Bertrand Aristide, sobre la situación de los cortadores de caña en los bateyes y los nacionales haitianos en general, el presidente dominicano ordenó un vasto operativo de repatriaciones creando problemas internos a su joven e inexperimentado homólogo. Algunos periodistas argumentaran más tarde que reuniones preparatorias del golpe de Estado que lo derrocara en septiembre del mismo año se llevaron a cabo en el territorio Dominicano con el “laisser-faire” de los servicios de inteligencia militar. Un dirigente del Partido Reformista Social Cristiano reconoció incluso en público, en agosto de 1992, en ocasión de un seminario organizado por la Embajada del gobierno constitucional de Haití y el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC),'' que los militares haitianos sabían que su acción no encontraría oposición con sus compañeros de armas de este lado de la frontera''.
En el caso de Fernández, planteamientos ocasionalmente críticos sobre Haití y negativos sobre sus líderes, así como el rechazo rotundo a cualquier comparación con su vecino en el primer informe sobre "estados fallidos" de la revista "Foreign Policy" con el apoyo del think tank "Fondo para la Paz" en Washington a finales de julio de 2005, unidos a las acciones xenófobas que comenzaron a Hatillo Palma en mayo y las repatriación masivas, darían lugar a un malestar oficial haitiano así como reacciones violentas contra el Jefe de Estado Dominicano en su visita en la capital de Haití el 12 de diciembre de ese año.
De 2005 a 2009, la tolerancia oficial concedida a lo que se podría llamar "cruzada contra Haití y los haitianos" de algunos directores de opinión en los medios de comunicación, provocó indirectamente más de 25 víctimas fatales, cuyo caso más grave y dramático, fue la decapitación del joven Carlo Nerilus, en el barrio de Herrera en la capital, en mayo del 2009, en presencia de un grupo de dominicanos civiles que filmaron y publicaron en la web imágenes de la macabra escena.
Difícilmente podría ser de otra manera. De Balaguer hasta el final del tercer período de Fernández, con la popularidad, el liderazgo y la fuerza política que se reconoce a este último, pese al impacto positivo de la solidaridad dominicana durante el terremoto de enero del 2010, el discurso dominante sobre Haití en la República Dominicana se puede resumir de la siguiente manera:
a) Haití es un país fallido que amenaza la estabilidad social de la RD.
b) Haití y la inmigración haitiana son una carga insoportable para la RD.
c) Los inmigrantes haitianos traen enfermedades ya erradicadas en el territorio dominicano.
d) La inmigración haitiana es una invasión pacífica.
e) La presencia haitiana podría provocar una guerra entre los dos países (balcanización).
f) Los Estados Unidos, Francia y Canadá están detrás de un plan para unificar la isla (para deshacerse de Haití y de los haitianos).
g) Los Haitianos son y seguirán siendo enemigos de la RD.
h) Un acto ilegal no puede dar lugar a un acto legal. En referencia a los braceros que vinieron bajo contrato con el Consejo Estatal del Azúcar (CEA) que nunca recibieron las facilidades del Estado para regularizar su situación migratoria, a cuyos hijos nacidos aquí, hoy en día mayores de edad, se les niega la ciudadanía dominicana.
i) Los dominicanos de ascendencia haitiana, al menos formalmente, no tienen el derecho a la participación política.
k) La negación total de la existencia de una minoría nacional.
Las elecciones de este domingo 20 de mayo paralelamente a los intereses propios del Estado y el pueblo dominicanos, son cruciales para Haití, en tanto que único país fronterizo y teniendo en cuenta que los haitianos en la República Dominicana conforman la comunidad más grande de inmigrantes. De los seis candidatos, tres disfrutan de las mayores simpatías. Por orden alfabétic Danilo Medina, Hipólito Mejía y Guillermo Moreno. La polarización es evidente entre los dos primeros que se dan mutuamente ganadores en base a las cifras de las agencias de encuestas electorales.
Hipólito Mejía, de 70 años, el candidato del PRD, que se hace llamar "papá" es más conocido en Haití por haber sido presidente durante el período 2000 a 2004. Algunos lo acusan haber tolerado la presencia en territorio dominicano de rebeldes armados que llevaron a cabo operaciones subversivas contra el gobierno constitucional de Haití, con una base en la comunidad fronteriza haitiana de Pernal. No obstante, Mejía tiene a su favor la memoria del líder histórico de su partido, José Francisco Peña Gómez, y un eslogan bastante interesante de las relaciones dominico-haitianos "Un matrimonio sin divorcio".
Danilo Medina, candidato del PLD, de 60 años, fino estratega político, tiene una visión objetiva y coherente de las relaciones entre los dos países que comparten la isla. Incluso sobre la cuestión de la nacionalidad. Sin embargo, los aliados nacionalistas del PLD conocidos por sus posiciones anti-haitianas juegan un papel importante en su campaña.
En nuestro caso, podrá realmente aplicar el lema de “continuar lo que está bien, cambiar lo que está mal y hacer lo que nunca se ha hecho"?
Llama la atención su visita al barrio chino para obtener el apoyo político de esta comunidad, sin haberlo hecho con la diáspora haitiana que representa entre el 3 y el 5% del electorado ya una cierta preocupación.
"Papá" o Danilo, los intereses de Haití y la causa haitiana en la República Dominicana e incluso los de la paz insular están vinculados al próximo jefe de Estado dominicano que dará el paso histórico de establecer relaciones realmente transparentes entre nuestros dos países. Sin doble moral. Sin hipocresía. Sin manipulación. Un jefe de Estado que cambie radicalmente el discurso que nos llega del poder dominicano para quien:
a) Haití seria un país en reconstrucción, que es una oportunidad de crecimiento para las empresas dominicanas.
b) Haití seria un país que representa un mercado de más US$1 mil millones al año, lo que requiere un acuerdo comercial.
c) La gestión de la cuestión sanitaria transfronteriza seria una prioridad de la Comisión Mixta Bilateral en ambas direcciones.
d) Mientras se establecen las medidas de control adecuadas, la mano de obra haitiana sería formalmente considerada como esencial en su contribución a la economía de la República Dominicana.
e) Los programas de integración social y de resolución de conflictos serían necesarios para fortalecer la convivencia entre haitianos y dominicanos
f) La pobreza común a ambos países que da lugar a una dependencia de la ayuda internacional, sería un dossier binacional de trabajo y de lucha conjunta contra cualquier injerencia extranjera.
g) Haití y la República Dominicana serían realmente vistos como dos pueblos hermanos que han estado siempre juntos en los momentos más difíciles de nuestras relaciones;. El 12 de enero seria declarado “Día de la Amistad Dominico Haitiana”.
h) Una amnistía sería explorada para los trabajadores inmigrantes haitianos que llegaron bajo contrato para el corte de caña, mientras, el plan de regularización debería ser revisado con la participación de grupos de la sociedad civil y la comunidad haitiana.
i) En virtud de las leyes de la República Dominicana, los derechos civiles y políticos de los dominicanos de origen haitiano que se respeten plenamente
j) Los grupos étnicos como minorías visibles en la sociedad dominicana sería aceptadas.
Nuestros mejores deseos para las autoridades y al hermano pueblo de la República Dominicana con motivo de las elecciones.

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