Colectiva
Mujer y Salud dio a conocer este jueves su parecer sobre La Carta Pastoral
publicada por los obispos dominicanos donde consideraron que el aborto, los
anticonceptivos y las uniones del mismo sexo representan una amenaza para la
familia y la persona.
La
fundación destaca que este discurso católico tradicional cada vez es más
anacrónico sobre la familia, al tiempo que presenta omisiones desconcertantes.
Consideraron
“una muestra de irresponsabilidad que raya en el cinismo el hecho de que la
carta de los obispos omitiera mención alguna de los casos de pederastia
sacerdotal que han plagado a la
Iglesia dominicana en el último año”.
“Este
mutismo episcopal ratifica la trayectoria de encubrimiento y complicidad que ha
caracterizado el accionar tanto de la jerarquía local como del Vaticano,
contribuyendo así a que estos casos permanezcan impunes”.
Dijeron
que “es tan grave y tan sistemático el proceder eclesiástico frente a estos
crímenes, que la divulgación de la Carta Pastoral coincidió con una ocurrencia
histórica: la comparecencia de los representantes del Vaticano ante el Comité
de las Naciones Unidas Sobre los Derechos del Niño”.
“Contrario
a lo planteado en los últimos días por voceros de la Iglesia , la preocupación
principal del Comité es la política vaticana de encubrimiento y protección de
los curas pederastas y su escasa preocupación por las víctimas de estos
crímenes, ambas claramente evidenciadas en los casos dominicanos”, señalaron.
Manifestaron
que tampoco se trata, como se ha insinuado, de un intento de acoso o
persecución, ya que “desde el momento en que la Iglesia logró que un
número suficiente de países católicos se acogiese a la ficción de que el
Vaticano es un “Estado” y como tal tiene derecho a participar en las Naciones
Unidas y a firmar convenios multilaterales, asumió voluntariamente las
obligaciones que dichos tratados conllevan –en este caso, la de presentar informes
periódicos ante el Comité que monitorea el cumplimiento de los compromisos
adquiridos por los Estados signatarios de la Convención Internacional
Sobre los Derechos del Niño”.
Dijeron
que las incoherencias eclesiales no se limitan al tratamiento de los
desnacionalizados y de la pederastica clerical. Consideremos sino su
insistencia en la familiar nuclear en un país donde dicho modelo familiar es
estadísticamente minoritario o, peor aún, su preocupación por el embarazo
adolescente al tiempo de reiterar la prohibición del uso de anticonceptivos. La
ofuscación de la Iglesia
frente a la anticoncepción, la educación sexual escolar y el aborto terapéutico
la colocan a espaldas a la gran mayoría de la población dominicana, que según
las encuestas favorece estas medidas en forma inequívoca.
Esta
oposición implacable a los derechos sexuales y reproductivos junto a su
proceder censurable frente a los curas pederastas no hacen más que acelerar la
pérdida de autoridad moral de la
Iglesia , un proceso que esta Carta Pastoral no contribuye en
nada a revertir.
A obispos
preocupa más los matrimonios gays que marginalidad y explotación
Señalaron
que a su parecer, respecto a la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional,
tan ardorosamente defendida por el jefe de los obispos, el Cardenal López
Rodríguez, disposición que no solo afecta a los más de 200,000 descendientes de
migrantes haitianos nacidos en el país, sino también a los hijos que ellos
puedan tener en el futuro.
Destacaron
que “el hecho de que dicha sentencia condene a los desnacionalizados y a sus
familias presentes y futuras a la pobreza crónica, la marginalidad social y la
explotación económica no parece, sin embargo, preocupar a los obispos tanto
como el hecho de que en algunos países los gays y las lesbianas puedan contraer
matrimonio con las personas que aman. Las contradicciones éticas que revelan
estas posturas son insoslayables”.
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