Por BBC Mundo
A lo
largo de los siglos, el ajo ha sido una especia culinaria muy apreciada.
Hace
parte de la familia de las liliáceas, así como el puerro, la cebolleta y las
chalotas, que también se distinguen por su fuerte aroma y sabor.
Es
una de las plantas que ha sido cultivada por más tiempo y su uso antecede a la
historia escrita.
Registros
en sánscrito documentan remedios de ajo hace aproximadamente 5.000 años.
La
leyenda cuenta que los faraones egipcios lo valoraban mucho y que a los
esclavos que construyeron las pirámides les daban una ración diaria para que se
mantuvieran sanos y fuertes.
Un
remedio tradicional
A lo
largo de la historia, se le ha considerado un remedio confiable para epidemias
como cólera y tuberculosis.
Como
cura para la infección, se ha usado contra virus, bacterias y hongos.
Se le
llamó "la penicilina rusa", para denotar su propiedades
antibacteriales.
En la
Primera Guerra Mundial fue usado como antiséptico para limpiar y curar, y para
tratar la diarrea causada por las malas condiciones sanitarias en las
trincheras.
Algunas
molestias, como las verrugas o las picadas de insectos, pueden responder bien
al aceite de ajo o a la aplicación de un diente de ajo crudo machacado.
La
leyenda del vampiro
La
superstición ha acreditado al ajo con la habilidad de apartar, además de la
enfermedad, a los espíritus malignos.
Y hay
historias, versos y folclore que aseguran que el ajo es capaz de proteger
contra los vampiros.
Para
ello, aconsejan colgárselo del cuello o ponerlo en una ventana, y las olorosas
flores de la planta los mantendrán lejos.
Ventajas
nutricionales
Es
una excelente fuente de vitamina B6 (piridoxina)
También
una buena fuente de manganeso, selenio y vitamina C
Además,
provee varios minerales, incluidos el fósforo, calcio, potasio, hierro y cobre
¿Terapéutico?
Se
piensa que muchos de los efectos terapéuticos percibidos se deben al
ingrediente activo, la alicina.
Este
compuesto contiene sulfuro, que le da al ajo su distintivo aroma y sabor acre.
El
picar o machacar ajos supuestamente estimula la producción de alicina.
Sin
embargo, cocinarlos presuntamente inhibe algunas de sus propiedades
medicinales.
Consejo...
...si
va a comer ajo crudo pero odia el regusto, trate de masticar perejil, pues es
muy bueno para refrescar el aliento.
Lo
que dice la ciencia
La
investigación moderna se ha enfocado en el potencial del ajo para reducir el
riesgo de enfermedades cardíacas, los niveles de colesterol y cáncer.
Varios
estudios indican que el ajo hace que sea menos probable que las plaquetas o
tromboncitos -las células involucradas en la cuagulación de la sangre- se
adhieran a las paredes de las arterias o se amontonen.
Así,
actuaría como un anticoagulante, por lo que reduciría el riesgo de ataques al
corazón.
También
se están estudiando extensivamente los componentes sulfurosos por su habilidad
de inhibir las células cancerosas y bloquear tumores lentificando la
replicación del ADN.
Es
posible además que el ajo baje un poco la presión arterial, principalmente por
su capacidad de dilatar los vasos sanguíneos.
A la
hora de comprar y guardar...
Para
el mejor sabor y máximo beneficio para la salud, compre ajos frescos.
Evite
los que están blandos, muestren evidencia de deterioro o tengan brotes.
El
ajo en hojuelas, polvo o pasta es conveniente, pero no tan bueno como el
fresco.
La
mejor forma de guardarlo es a temperatura ambiente en un contenedor abierto en
un lugar oscuro, lejos de fuentes de calor o la luz del Sol.
Dependiendo
de su edad y variedad, un bulbo de ajo entero se mantendrá fresco entre 2
semanas a 2 meses.
Una
vez se rompe la cabeza de ajo, su vida útil se reduce a unos pocos días.
Riesgos
El
ajo presenta pocos riesgos y las alergias son raras.
Si se
usa para controlar el colesterol, hay que chequear los niveles cada tres meses.
La
cantidad recomendada de consumo diario es de entre medio a un diente.
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