Respecto a la
contienda por la nominación presidencial del PRM, estamos totalmente de acuerdo
con Luis Abinader, en cuanto a que es bienvenida la candidatura del compañero
Hipólito, y de cualquier otro aspirante a la presidencia de la República por
vía de este Partido; eso es la democracia. No obstante, es
preciso ventilar el currículo vitae de cada candidato o candidata, para que en
una convención, los votantes puedan elegir el aspirante más idóneo para un
triunfo de nuestro partido en el 2016, y por corolario, la más conveniente para
nuestro pueblo.
Por ello, desde
ya, el compañero Hipólito (por su bien), tiene que destruir la percepción que
se tiene de él, entre una mayoría significativa de la población, de que es un
hombre que no cumple con su palabra, pese a alardear de ser un hombre de
palabra. También, en ese tenor, tiene que destruir la
percepción, de que es un “papá egoísta”, de que su candidatura causa temor,
goce y tristeza a la vez.
Pues bien…para su
defensa, aquí le exponemos el origen de esa percepción. El PRM se
formó para acoger a más del 90% de la militancia del PRD, que inconforme con
Miguel Vargas, permanecía dispersa y reacia a cobijarse en el mismo techo con
el hombre, que considerábamos nos había traicionado. En la formación
e integración de esta nueva institución, el compañero Hipólito prometió, que no
sería candidato, sino, que apoyaría a Luis, con todos los hierros.
Esa promesa la
reafirmó una y otra vez diciendo, que no iba a ser obstáculo para que haya
un crecimiento del liderazgo nacional; que no iba a ser un castrador de las
posibilidades de nadie; que se dedicaría a ser un moderador en el corrillo
político dominicano, que se retiraría de la política, que no iba a ser
candidato en las elecciones del 2016; que no quería repetir la historia de los tres
líderes de la política nacional, que murieron ejerciendo ya sin
fuerzas; que se dedicaría a otra cosa, porque no quería ser líder de
nada; pero que apoyaría al compañero Luis Abinader.
Todos estábamos
creyendo en su palabra, pues la misma estaba siendo corroborada
con los
hechos. Así, todas las semanas, estábamos viendo a un Hipólito Mejía
recorrer junto a Luis las diferentes provincias que conforman el territorio de
la República. Con ese quehacer, se había sembrado la idea, de que
él, efectivamente, estaba cumpliendo con su palabra, de apoyar a Luis.
Pero, para
sorpresa de muchos (no de todos), de súbito, el compañero Mejía rompe con su
promesa de apoyar a Luis y de no ser candidato, e irrumpe en el medio, como
aspirante presidencial por el PRM. Esta acción, se ha
interpretado como un golpe bajo y brutal, que conspira abiertamente contra el
crecimiento y consolidación de este nuevo Partido; ello así, porque de repente,
nos topamos con que el trabajo que se venía haciendo en pos del crecimiento
sostenido y consolidación del PRM, se ha echado a perder y detenido, por lo que
en consecuencia, también se ha perdido, tiempo y dinero, y lo más importante el
impulso y la credibilidad en un proyecto, que iba viento en popa.
Ante esta
situación, el compañero Hipólito, no solo debe luchar contra las percepciones
aludidas, sino también, contra las impresiones desfavorables que han ocasionado
ciertas movidas suyas; por ejemplo, es bien sabido, que él estaba en el aire,
sin Partido, porque había sido expulsado del PRD; al efecto se le acoge en el
PRM, una transmutación de la Alianza Social Demócrata (ASD), un Partido del
padre de Luis Abinader. En esta circunstancia, el compañero Mejía,
vino a formar parte más que importante (alguien clave, determinante) de este
Partido, con el compromiso de que iba a apoyar a Luis. Luego, rompe ese
compromiso, sin tomar en cuenta que le dieron albergue en casa ajena (de fuera
vendrán, los que de casa nos echarán), para finalmente, sin importarle las
consecuencias de esa acción, persistir en candidatearse contra vientos y
mareas, despreciando olímpicamente llenarse de gloria liderando el proceso
electoral, que tan encarecidamente se le ha pedido, con la agravante, que
insiste en esa aventura, pese a que ha visto con el tiempo, toda la oposición,
rechazo, fricciones y divisiones que su candidatura ha generado y todo el daño
que le está causando a la meta del PRM de llegar al poder.
También, en esta
oportunidad, el compañero Hipólito, debe explicar (para despejar suspicacias),
el por qué recibió 10 mil cajas navideñas del gobierno y del PLD en la navidad
recién pasada.
Hipólito: manzana
de la discordia, ficha del tranque
El compañero
Hipólito, debe trabajar fuerte en una campaña con la que pueda lograr
deshacerse del sambenito de divisionista que le han endilgado. Es
una creencia generalizada de que él dividió al PRD y ahora ha dividido al PRM,
por lo que se le tacha, de manzana de la discordia, ficha de tranque y ente
divisionista.
Hipólito: temor y
terror
Es el sentir de
muchos intelectuales y de gente del pueblo llano, que una eventual candidatura
del compañero Hipólito infunde temor, y que la misma, de imponerse,
irremisiblemente nos conducirá a una tercera derrota en el 2016.
En cuanto a este
temor, es nada más y nada menos, que uno de nuestros grandes economistas (entre
otros de su estirpe profesional), quien manifiesta abiertamente este sentir en
su artículo: “Hipólito propicia las elecciones del terror”; cito:
Sí… comparto el
temor de mucha gente por la eventualidad de un maldito regreso (de
Leonel). Supongo que no es tanto por los méritos propios del actual
gobierno, que otros también podrían tenerlo, que se habla tanto de reelección,
sino debido a que la gente está asustada por un posible regreso. Y como apuntan
las cosas, esto luce como una posibilidad muy realista. No me refiero solo al
miedo que infunde la posibilidad del regreso de Leonel Fernández a ser
presidente, sino también la de Hipólito Mejía.
Muy poca gente
añora el período de cualquiera de ellos. El de Hipólito por gobernar sin
miramientos, por tomar sin ningún cuidado las decisiones de Estado, pequeñas y
grandes, algunas de las cuales condujeron a errores que podían enmendarse
fácilmente con una reconsideración y un decreto de marcha atrás, pero otras tan
grandes y costosas que hasta nuestros tataranietos estarán pagando, como la de
hacer recaer sobre el pobre pueblo las deudas del Sr. Ramón Báez Figueroa.
Mas que postular
por un proyecto reeleccionista, pienso que a muchos ciudadanos les atemoriza
cualquier regreso. Si las dos principales opciones que tendrá el país para las
elecciones del 2016 son los dos ex presidentes, entonces podrían convertirse en
las elecciones del terror: media población votaría aterrorizada ante la
eventualidad de que vuelva el otro. Y creo que este país no merece eso.
Al final, podría
ocurrir que el Ing. Hipólito Mejía, probablemente sin que sea su intención,
termine haciéndole al país el mayor de los daños: inducirlo por miedo a elegir
otra vez a Leonel como presidente, como ya lo hizo en el 2004, con el agravante
de que ahora casi todo ciudadano que vote por el Dr. Leonel Fernández iría a
depositarlo con gran dolor en el alma. (Isidoro Santana)
Economista.
Investigador y consultor económico en políticas macroeconómicas. Numerosos
estudios sobre pobreza, distribución del ingreso y políticas de educación,
salud y seguridad social. Miembro de la Academia de Ciencias de la República
Dominicana. Miembro fundador y ex Coordinador General del movimiento cívico
Participación Ciudadana y ex representante ante la organización Transparencia
Internacional.
Hipólito: Goce y tristeza
En este mundo,
donde los políticos en mayoría, son una fauna de perversos, es natural que
el mal de muchos, produzca enorme alegría en otros, sobre todo, si esos otros,
no operan para llevar a cabo un proyecto de nación, sino un proyecto de empoderamiento
personal, para la adquisición de dinero y poder. En este contexto,
la aspiración del compañero Hipólito frente al PLD, y específicamente frente a
los aspirantes a presidentes por esta corporación política-económica, produce
un gran goce a esta gente, porque ellos ven en Hipólito, como el candidato más
fácil a vencer. Sobradas razones tienen para ello; en cambio, esta
candidatura produce tristeza y frustraciones infinitas, a quienes hemos estado
trabajando, haciendo grandes sacrificios por un mejor país para todos, porque
sabemos, que la candidatura de Mejía, en el momento actual, es la candidatura
de la derrota.
Vista la ponencia
anterior, queda al compañero Hipólito y a su plana mayor, desmentir y demoler
con argumentos, las percepciones e impresiones negativas que hemos aludido
respecto a su candidatura. Es decir, demostrar que no es “papá
egoísta”, ni la manzana de la discordia, mucho menos, ente de temor,
terror, goce y tristeza, en las acepciones semánticas, en que nos hemos expresado.
En este punto, también cabe desmentir, la percepción, de que es un hombre que
no cumple con su palabra y de que actúa taimadamente.
Finalmente, el
compañero Hipólito debe dar detalles, de cómo él ganaría las elecciones del
2016, bajo el entendido, que de ser él candidato, la Convergencia de Partidos,
no se dará. También debe explicar su declaración, de que está en eso
de candidatearse, porque un grupo de lambones, que viven a su expensa, lo
tienen en eso. Tampoco estaría demás, que nos aclare, si ya dejó de ser amigo
entrañable de Leonel Fernández, Euclides G Félix y comparsas, y que nos pruebe,
que él es un político que ideológicamente está a la altura de los tiempos, para
definitivamente, convencer a todo un electorado, de que con él de presidente,
el país estará en las mejores manos.
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