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La permisividad como madre de la corrupciĆ³n y la impunidad


CorrupciĆ³n e impunidad se han convertido en temas de demandas de importantes sectores. Cada dĆ­a aumenta la preocupaciĆ³n. Hace un par de domingos, la Iglesia CatĆ³lica patrocinĆ³ una marcha por la integraciĆ³n familiar, y el arzobispo Ozoria hizo referencia a ellas. Y con razĆ³n, porque entienden que podrĆ­an convertirse en flagelos que abarquen y ahoguen a toda la sociedad. Sin embargo, deberĆ­amos aprovechar este perĆ­odo de Adviento y Navidad, para pensar seriamente en la permisividad. Si, en esa actitud de dejar hacer y dejar pasar.

Porque hay permisividad en la mayorĆ­a de los sectores. Comenzando por las propias familias con el comportamiento de los padres al permitir que sus hijos lleguen a las horas que les venga en ganas. En la forma de vestir y en sus modales. Con muchos que ni trabajan ni estudian. Que saben o sospechan de sus andanzas, pero lo permiten, entre otras cosas, porque no se sienten con la suficiente capacidad moral para reprenderlos o corregirlos.
Se hacen de la vista gorda para no ver cuando lucen o exhiben cosas materiales que ellos no les proveen, o miran para otro lado bajo el pretexto de que no tienen la capacidad de darles las cosas que ellos necesitan para poder competir en una sociedad materializada.
Padres que se regocijan cuando alguna de sus hijas se engancha con alguien que las provee de cosas materiales, aun sospechando de su mala procedencia e intenciones. Hombres que entienden que cubriĆ©ndoles ciertas materialidades o antojos a mujeres, los hace dueƱos y seƱores de ellas. Pero mujeres que se dejan engatusar con estas superficialidades. Porque corregir hoy, muchos lo consideran un mĆ©todo arcaico. Pero tambiĆ©n hay permisividad en los gobiernos, ya que teniendo los mecanismos para velar y determinar las conductas de sus funcionarios, los dejan actuar libremente. Organismos de seguridad que conocen donde estĆ”n los puntos dĆ©biles, pero solo hacen “amaracos” para simular preocupaciĆ³n e inventan cada vez nuevos mĆ©todos particulares que la mayorĆ­a de las veces se convierten en ineficaces.
Permisividad en los partidos polƭticos, donde se sabe del uso de metodologƭas no democrƔticas para imponer criterios y garantizar posiciones dirigentes.
Permisividad en los sectores empresariales, a sabiendas de que algunos de sus colegas actĆŗan de forma indebida, pero callan o los aceptan porque forman parte de sus asociaciones o de sus grupos protegidos o protectores.
Permisividad en escuelas y colegios con estudiantes y profesores. En los organismos encargados de legislar, y en los responsables de aplicar justicia.
Permisividad en los llamados sectores independientes o sociedad civil. En Sindicatos y Asociaciones Profesionales. Permisividad incluso en organizaciones de orden moral o conductual, pues sabiendo o sospechando de las conductas de algunos de sus miembros, los dejan a su libre albedrĆ­o.
Por eso serĆ­a recomendable aprovechar este perĆ­odo especial de Navidad para analizar profundamente, sobre todo, con la intenciĆ³n de buscar soluciones a este flagelo, si en realidad debemos preocuparnos solamente por los efectos de corrupciĆ³n e impunidad, o combatir fundamentalmente la permisividad, que podrĆ­a ser su principal causante.

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