
Porque:.. “La suerte es la
habilidad de
Aprovechar las oportunidades”
Existe una puerta por la que
tiene
Que entrar la buena o mala
suerte,
Pero somos nosotros que tenemos
la
Llave.
Proverbio Japonés.
Me siento ser un vil objeto; algo manipulable
y maleable; una veleta; un humilde siervo de cualquier jeque, cacique o “líder”
barrial y quizás algo peor. Lo cierto es que duele sentirse manejado cual
marioneta en medio de un melodrama ridículo sin posibilidad alguna de hacer
otra cosa que no sea lo que dispongan los caciques o las claques que se han
adueñado de este rico, encantador y al mismo tiempo paupérrimo palmo de tierra.
En ocasiones pienso que es una maldición, una conjura que nos han tirado, muy a
pesar de saber que tanto las maldiciones como las bendiciones solo son
palabras, que sin hechos, se quedan solo en eso, palabras.
Pero ahora me parece que nos echaron la
maldición de siempre ser sumisos y los políticos se han encargado del accionar
para hacerla realidad, como esa de “honrar” a Duarte con palabras lisonjeras,
hipócritas pero bien hilvanadas y, un comportamiento de bandoleros, de truhanes
con saco y corbata, cargado de indelicadezas ejecutando las mismas como
verdaderas jaurías de hienas o con las mismas prácticas de las más famosas
mafias, que en otros lares dominan la justicia y las autoridades encargadas de
hacer cumplir las leyes para que todo gire a su antojo y conveniencia.
Y es que estos políticos nuestros tienen el
mismo comportamiento de los lanzadores en el beisbol. Los primeros, cuando
llegan a la cima del poder o la organización política que los cobija bajo un
manto corrupto de impunidades y blindajes, su intención desde el mismo momento
que suben, es perpetuarse en el mismo. Un símil de los segundos, que una vez
están en la lomita, por más bases en bolas que otorgan, hits o
carreras que le produzcan, es decir, que lo exploten, tiene que ser el
dirigente quien lo saque del montículo, porque ellos por sí mismos, no son
capaces de salir y, que en el caso de la política, el manager viene siendo el
pueblo, quien por presión o por los votos, les trunque su insaciable ambición
de permanecer en el poder.
No sé si será la maldita miseria la que se ha
convertido en la mejor aliada de estos políticos, o la falta de cultura de la
cual hemos sobrevivido siempre en ayunas, o quizás ese discurso de fariseos,
hipócrita, de mala catadura, teórico y promotor de una separación del mundo
moral y ético que aduerme la conciencia de este pueblo a sabiendas de que este
discurso es muy diferente a la realidad, ya que esta se grafica en una línea
horizontal, en tanto, la teoría es en una línea sinusoide, que solo toca la
realidad en algunos de sus puntos. Y me parece que soy muy consecuente con
catalogarlo con este ejemplo porque ya el descaro ha llegado a un punto tal,
que evaden con increíble facilidad, tocar realidad alguna.
Hasta ahora ninguno de los aspirantes a todo,
ha propuesto algo que vaya dirigido al desarrollo institucional y hasta
económico de este país. Acaso han aparecido promesas clientelistas para crear
más esclavos de votos dirigidos a quienes dominen las alcancías del Estado. Las
obligaciones de libertad, seguridad y desarrollo de esta Nación no pertenecen a
un grupito, asociación o partido alguno, solo nosotros, nosotros todos
como pueblo, somos los únicos responsables y debemos, más bien tenemos que hacerlo
saber y sentir a todos aquellos que están equivocados con la realidad actual,
porque la democracia no es clientelismo político ni el mando hegemónico de una
claque.
Y esto es así porque todo está relacionado y
todo depende de algo; los políticos del pueblo y el pueblo de los políticos; si
los políticos son corruptos, ineptos, incapaces de articular soluciones para
los problemas del pueblo, por igual se comportaran los ciudadanos hasta que
algo exterior obligue a un cambio radical, si es que queda algo que enderezar o
cambiar que no sea basura moral, ética o profesional. ¡Sí señor!
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