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Problemas de erección: cómo afecta a la pareja y cómo superarlo


Eva Martinez Arredondo

La falta de erección se considera un problema desde el punto de vista médico cuando el hombre experimenta una dificultad marcada para conseguir o mantener una erección durante la actividad sexual o también cuando hay una reducción significativa en la rigidez de la misma, según describe Jesús E. Rodríguez, director del Instituto Sexológico Murciano (ISM). “Esto puede ocurrir en situaciones y contextos concretos o bien de forma generalizada”, matiza este experto. 

 Al respecto, Eduardo García, urólogo especializado en sexualidad, problemas de erección y hormonales y alteraciones del pene en el Instituto de Urología Serrate Ribal de Barcelona, recuerda que cuando algo no va bien durante varios días, es necesario consultar con un especialista: “Sobre todo si notamos que la situación nos genera ansiedad, que evitamos tener sexo o que aparecen otros síntomas como disminución del deseo sexual o eyaculación precoz”.

 En cuanto a qué signos indican que nos encontramos ante un problema de erección del pene que requiere acudir a un experto, Rodríguez precisa que se debe prestar atención “cuando estas dificultades con la erección se dan en un porcentaje igual o superior al 75% de las ocasiones que el hombre intenta mantener relaciones sexuales o bien si estas dificultades persisten por más de tres meses aun apareciendo de forma menos frecuente”.

Problemas de erección: cómo afecta a la pareja

Los expertos consultados por CuídatePlus subrayan que los problemas de erección del pene tienen un impacto directo en las relaciones sexuales que, en consecuencia, afecta a la pareja de forma negativa porque surgen miedos e inseguridades. “Los problemas de erección, en el plano de la pareja, pueden generar menos relaciones sexuales y de peor calidad, y que nuestra pareja se pregunte si es por su culpa de ella o si el problema está en que ya no nos sentimos atraídos por esa persona”, explica García. 

En este punto, el director del ISM apunta a pesar de las distintas formas que hay de afrontar esta situación entre los miembros de la pareja, “lo más habitual es que si los problemas de erección se alargan en el tiempo acabe siendo un motivo de conflicto importante, en especial cuando el hombre no busca soluciones o le resta importancia al problema”.

Por otra parte, ambos profesionales coinciden en que la falta de erección tiene un impacto emocional en el hombre afectando a su autoestima a nivel individual. “Para la inmensa mayoría de hombres, su desempeño sexual es fundamental para su autoestima, con frecuencia observamos en los pacientes con problemas de erección una pérdida de confianza, de seguridad en sí mismo y una merma significativa en su autoestima, consecuencias psicológicas de un problema que no suelen compartir con nadie”, enumera Rodríguez. Al respecto, el portavoz del Instituto de Urología Serrate Ribal menciona que la falta de seguridad y confianza en uno mismo derivados de la falta de erección conlleva a evitar tener relaciones sexuales e incluso estos hombres tienen a disminuir su deseo sexual y a restarle importancia. “La mayoría de hombres con problemas de erección no lo consultarán nunca con su médico, y los hombres que dan el paso tardan de media unos dos años en pedir cita”, advierte García.

Cómo superar los problemas de erección 

El tratamiento de la falta de erección debe comenzar localizando la causa, en la mayoría de los casos, con un componente psicológico. Respecto a las terapias, dependen del origen del problema, insiste García y prosigue: “Tenemos terapia hormonal, ondas de choque, terapia sexual, medicamentos, cirugía... y en breve sabremos si el plasma y las células madre pueden ser de utilidad”. A su juicio, lo más importante es entender la causa del problema y que el tratamiento se experimente como parte del juego sexual y no como “deberes impuesto por el médico”. 

 En cuanto a la terapia para tratar el factor psicológico cuando este es el que prevalece como detonante del problema, Rodríguez indica que “existen unas actividades para casa que se realizan en pareja donde mediante unos guiones, y en donde forma progresiva se trabaja la ansiedad de rendimiento, actividades muy similares a lo que se hace para tratar ciertas fobias”. Precisamente, en su opinión, la mayoría de los problemas de erección comparten un componente psicológico que se conoce como ansiedad de rendimiento. “Esta ansiedad provoca un efecto circulatorio poco conocido de vasoconstricción periférica, este fenómeno vascular desencadenado por la rama simpática del sistema nervioso autónomo, es capaz por sí solo de provocar una pérdida de erección”, puntualiza Rodríguez. 

La actitud del hombre y la pareja son claves en la solución

Para García es fundamental que el hombre sea honesto a la hora de plantear la problemática a su pareja sin incurrir en culpabilidades, así como a pedir ayuda sin prejuicios. “A los hombres nos han mal educado en que pedir ayuda es ser débil, y los hombres no podemos serlo. No nos lo permitimos. Nos da la sensación de que a nuestra pareja le pareceremos poco viriles”, índice García y recalca: “En mi experiencia es al contrario: las mujeres, y también los hombres, cuyas parejas les explican sus problemas sexuales sienten que confían en ellas, que son un equipo”.

 En esta línea, Rodríguez considera que la actitud comprensiva de la pareja es esencial ante los primeros episodios porque reduce la mencionada ansiedad de rendimiento, por tanto, se deben evitar comparaciones con otras parejas anteriores, acusaciones de infidelidad o tomarlo como prueba de que se ha perdido el interés sexual. “En los últimos años se ha constatado que para los problemas de erección los tratamientos combinados, farmacológicos y psicológicos, son la opción más eficaz para la mayoría de pacientes independientemente de la causa de sus problemas de erección, de ahí la importancia de la creación de unidades multidisciplinares para abordar esta problemática”, señala Rodríguez.

 En términos generales, este experto apunta que los problemas de erección en la mayoría de los casos tienen solución, pero es importante ponerse en manos de profesionales sanitarios (médico de familia, urólogo, sexólogo clínico) para un correcto diagnóstico y, a partir de ahí, determinar el tratamiento más adecuado en cada caso. “Debemos tener cuidado con los centros que te venden sí o sí tratamientos muy costosos, así como evitar también usar suplementos no contrastados de venta por internet o la automedicación”, concluye.

 

 

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