Por: Anna Vilarrasa
La seguridad alimentaria comienza desde que realizas las
compras en el supermercado. ¿Qué deberías evitar? Te lo contamos.
La seguridad alimentaria debe comenzar desde mucho antes de llevar los alimentos a casa; en este sentido, hacer algunas consideraciones en el supermercado también resulta clave para prevenir posibles intoxicaciones.
Y es que más allá de tener cuidado con la manipulación, el
almacenamiento y el cocinado de los productos, te conviene revisar que cumplan
con algunos protocolos cuando aún están en las estanterías y refrigeradores del
lugar donde los compras.
Si bien es cierto que los productores y los vendedores
deben cumplir con varios requerimientos de seguridad alimentaria, como
consumidor también tienes cierta responsabilidad. ¿Cuáles son esas
cosas que deberías evitar? Las detallamos.
1. Hacer compras muy grandes de productos
perecederos
Una de las cosas que los expertos en seguridad alimentaria
desaconsejan en el supermercado es hacer compras demasiado grandes de los
productos perecederos. Si bien su vida útil suele prolongarse con una adecuada
refrigeración o almacenamiento, estos pierden frescura y calidad conforme pasan
los días.
Tanto las carnes, como los productos lácteos, los huevos,
los vegetales y las frutas deberían adquirirse al menos cada semana
para evitar inconvenientes y desperdicios. Asegúrate de comprar solo
la cantidad justa.
2. Dejarse llevar por el precio
Los precios bajos te pueden resultar muy tentadores; sin
embargo, aprovecharlos no siempre es una buena idea. Aunque sumen ahorro en tu
lista de compras, ciertas veces esconden razones que ponen en riesgo tu
seguridad alimentaria.
Puede ser que el producto en concreto está
próximo a su fecha de caducidad. También es posible que su
empaque ha sufrido algún tipo de alteración durante el proceso de distribución
y almacenamiento. Asegúrate de revisar todos estos detalles y evita comprar si
algo te genera dudas.
3. Comprar sin revisar la fecha de caducidad
Una de las reglas imprescindibles para garantizar la
seguridad alimentaria en el supermercado es revisar la fecha de
caducidad de todos los productos, en especial si son perecederos. Esta
fecha indica hasta cuándo son aptos para el consumo sin que supongan un riesgo
para la salud.
En el etiquetado suele encontrarse el día, seguido del mes
y el año. Sobrepasar esta fecha sugerida eleva el riesgo de una intoxicación
alimentaria, ya que los microorganismos empiezan a proliferarse y a descomponer
el alimento.
Algunos productos vienen con la fecha de «consumo
preferente». En estos casos, es posible consumir los alimentos después de la
fecha indicada, pero tras inspeccionarlos y verificar que siguen estando en
buen estado.
4. Comprar fruta precortada
Hay quienes prefieren comprar fruta precortada por su
practicidad o porque les resulta atractivo. Esos trozos de piña, sandía
o mango listos para el consumo parecen una opción rápida de «comida
saludable». Y aunque en teoría lo es, hay que tener algunas
precauciones.
Por seguridad, estas frutas deben consumirse el mismo día
en que se envasan; además, deben conservarse en el refrigerador, a una
temperatura adecuada. Si no tienes cómo verificar esto, es mejor que evites
comprarla.
La mejor forma de comer frutas y verduras es adquiriéndolas
enteras. Antes de cortarlas o morderlas, debes lavarlas bien con
agua. Si tienen mucha suciedad, usa un cepillo o esponja para
limpiarlas. Además, puedes sumergirlas en agua con un poco de vinagre. Evita
los productos de limpieza.
5. Adquirir frutas y verduras con magulladuras
o partes blandas
Al hacer la compra de frutas y verduras, otra
característica que conviene revisar es su textura. Aquellas piezas que tienen
magulladuras o partes blandas no son una buena opción por varias razones. En primer
lugar, su textura y su sabor pueden no ser el mejor en comparación con las que
están en perfecto estado.
Por otro lado, estas pueden ser señales de que
están contaminadas o con moho, lo que representa un riesgo para tu
seguridad alimentaria.
Algunos mohos en estos alimentos producen micotoxinas que
causan intoxicación alimentaria tras su consumo.
6. Comprar comida lista para comer
A menudo, en los supermercados hay secciones en las que se
venden productos listos para comer. Al igual que con la fruta precortada, la
seguridad de estas comidas depende en gran medida de las condiciones en las que
se preparan y de su almacenamiento.
Pollos asados, cocidos, ensaladas frías y calientes,
productos de panadería, entre otros, han de cumplir con algunos protocolos que
garanticen su seguridad. Uno de los más importantes es justo la temperatura en
que están almacenados, que varía entre los productos fríos y calientes.
En ambos casos, es primordial verificar que no
estén dentro de la «zona de peligro», que es la que oscila entre los 5
ºC y los 65 ºC. Los fríos deberían estar conservados a una temperatura igual o
inferior a los 4 ºC y los calientes por encima de los 65 ºC. Esto impide que
los microbios se multipliquen y deriven una intoxicación.
Cuando estés en el sitio, observa otros detalles como la
higiene de los mostradores y de la persona que los está manipulando.
7. Llevar productos congelados blandos o con
escarcha
Si los productos congelados tienen una textura blanda o si
en su superficie tienen escarcha, mejor evítalos. Ciertas veces, esto
ocurre cuando la puerta del refrigerador no está sellando bien y, por
ende, los alimentos no están recibiendo la temperatura idónea. ¡Haz el reporte
con la administración.
Por otro lado, verifica que cada tipo de producto esté
en su debida sección. Por ejemplo, los pescados y mariscos en un lado, las
carnes en otro y las aves igual. Observa si el congelador está limpio o si
despide algún olor fuera de lo normal.
8. Comprar productos mal refrigerados
Los productos frescos que requieren refrigeración también
deben cumplir ciertas condiciones de salubridad antes de ponerlos en el
carrito. En este sentido, cercioráte de que el refrigerador esté limpio, a una
temperatura adecuada (menos de 5 ºC) y sin derrames.
En cuanto al producto, revisa que tenga fechas de
fabricación y de caducidad, origen y un envasado adecuado y en buen estado.
Como en el caso anterior, cada variedad debe estar en su sección
correspondiente.
9. Comprar carnes mal almacenadas
Debido a su alto riesgo de contaminación, las carnes
merecen especial atención durante el proceso de compra. Tanto las de
mostradores como las envasadas deben cumplir normas de seguridad y
manipulación.
Y aunque como consumidores es difícil tener total garantía
de que estos protocolos se cumplen, hay algunas cosas que puedes
considerar. Una de las más importantes es que precisen detalles como su
procedencia, lote del fabricante, fecha de envasado y fecha de caducidad.
También asegúrate de verificar que están almacenadas en la
temperatura adecuada, en congeladores o mostradores limpios. Asimismo, observa
si la persona que las manipula tiene buenas prácticas de manipulación de
alimentos
10. Llevar paquetes dañados o con abolladuras
Durante la distribución de los alimentos a los
supermercados, es posible que algunos sufran alteraciones en sus
envases, como agujeros y abolladuras. Es un detalle que muchos
ignoran, pero que puede alterar su calidad y seguridad.
Si las bolsas tienen agujeros o rasgaduras; si la leche o
los enlatados tienen alguna fuga, opta por tomar otro del estante. Considera
que los alimentos llevan determinado envasado porque esto ayuda a su buena conservación.
¡No te dejes llevar por los descuentos que tienen los
productos con empaques estropeados! Ten presente que pueden estar contaminados
o en una calidad inferior a la deseada.
11. Comprar lechuga en bolsas y ensaladas
listas
La lechuga y otros vegetales verdes son susceptibles a la
contaminación por microorganismos como la E. coli, la Salmonella y
la Listeria. Esto empeora cuando son almacenadas en bolsas
plásticas, pues se crea un ambiente propicio para la proliferación de
estos microorganismos.
Esto explica por qué también es riesgoso adquirir ensaladas
listas para comer. Las condiciones de humedad propias de la verdura, sus
microbios y el entorno del envasado, posibilitan un mayor crecimiento de los
microbios dañidos.
Por lo tanto, lo mejor es elegir las hojas frescas de la
sección de verduras. Además, como lo exponen los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades debes
asegurarte de lavarlas bien con agua corriente. Elimina las hojas rotas o
magulladas y seca el resto con toallas de papel.
Evita acciones como remojar estos vegetales en el fregadero
antes de lavarlas. No es necesario y los gérmenes de esta superficie pueden
transferirse hacia la verdura.
12. Comprar huevos agrietados
Revisar con cuidado el cartón de huevos del supermercado es
una de las recomendaciones de los expertos en seguridad alimentaria. Cuando uno
o varios huevos están agrietados, el riesgo de sufrir una intoxicación
alimentaria incrementa.
Los huevos son una vía de transmisión común de Salmonella,
bacteria que causa diarrea, fiebre, cólicos estomacales, escalofríos, entre
otras complicaciones. Como medida preventiva, elige solo los huevos que tengan
su cáscara intacta.
13. Elegir alimentos a granel mal almacenados
Los alimentos a granel se han convertido en la opción
favorita de aquellas personas que buscan reducir el uso de plásticos. Pueden
empacarse en envases reutilizables y suelen ser más económicos. Aun
así, hay que tener cuidado al comprarlos.
Evita comprar aquellos que están exhibidos en el suelo o en
recipientes que no están tapados. Deben disponer de utensilios adecuados para
servirlos. Además, también deberían especificar su fecha de caducidad.
Recomendaciones finales para garantizar tu
seguridad alimentaria en el supermercado
Más allá de evitar estas acciones en el supermercado, otras
medidas te permiten optimizar tu seguridad alimentaria cuando estás realizando
las compras. Ten en cuenta los siguientes consejos:
- Si
compras productos calientes, evita mezclarlos con alimentos fríos.
- Si
llevas carnes o pescados, evita que sus jugos se derramen sobre los demás
productos. De ser posible, transpórtalos por
separado.
- Toma
los alimentos congelados o refrigerados al final de tus compras. Así
evitas que permanezcan mucho tiempo a temperatura ambiente.
- Lava
las bolsas de compra reutilizables tras cada compra. Procura
tener una para cada tipo de alimento con el fin de reducir el riesgo de
contaminación cruzada.
- Al
adquirir productos que no estén envasados por individual, verifica que el
personal utilice elementos como pinzas o utensilios específicos. Además,
observa si están limpios.
Una vez hechas tus compras, recuerda que también debes
tener cuidado con el transporte, el almacenamiento y la manipulación en casa.
Procura poner los alimentos fríos o congelados en el refrigerador lo antes
posible. Además, usa los compartimientos adecuados para cada tipo de alimento,
a fin de evitar posibles contaminaciones.
Fuente: https://mejorconsalud.as.com/
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