Por Cecilia Flores
En el escenario de las relaciones de pareja, los vínculos no se rompen solo con discusiones intensas o infidelidades visibles. A veces, se desgastan lentamente, de forma silenciosa, hasta que un día la conexión emocional ya no está.
El guión invisible que seguimos
Desde pequeños, la sociedad nos enseña qué roles debemos
cumplir. A los hombres: ser proveedores, sostén económico, pilares de
fortaleza. A las mujeres: ser cuidadoras, encargadas del hogar y madres. Albert
Bandura, con su Teoría del Aprendizaje Social, explica que aprendemos estos
guiones observando y repitiendo lo que vemos en nuestro entorno. El problema es
que, al intentar encajar en esos moldes, muchos pierden su autenticidad y su
plenitud.
“Cuando el yo real se aleja del yo ideal impuesto por la
cultura, nace la incongruencia” – Carl Rogers.
El peso de la lealtad invisible
En consulta, muchas mujeres llegan con ansiedad, pérdida de
autoconcepto o heridas emocionales y físicas. Cargan con lo que Iván
Boszormenyi-Nagy llama “lealtades invisibles”: mandatos inconscientes para
sostener relaciones vacías, “porque así debe ser”. Mientras tanto, los hombres,
condicionados por el machismo, evitan mostrar vulnerabilidad. Como señala Brené
Brown, usan “armaduras emocionales” que protegen su imagen, pero los aíslan del
apoyo real.
Señales de una ruptura emocional
– Comunicación superficial: solo
se habla de temas operativos.
– Distancia afectiva: la
intimidad y la pasión desaparecen.
– Vacío existencial: la
vida juntos pierde sentido (Frankl).
– Prioridades individuales: se
rompe el “nosotros” y cada uno sigue su propio rumbo.
– Mundos paralelos: amigos,
rutinas y vida social completamente separada.
Cómo prevenir el quiebre invisible
John Gottman, experto en relaciones, destaca que el
antídoto contra la desconexión es fortalecer la amistad, la admiración y la
conexión emocional. Esto implica:
- Conversar
más allá de lo funcional.
- Practicar
la escucha activa y sin juicios.
- Recuperar
rituales de afecto y tiempo de calidad.
“No es la ausencia de problemas lo que define una relación
sana, sino la forma en que se enfrentan juntos”. Las rupturas emocionales no
detectadas no suceden de golpe. Son el resultado de dejar de mirarse, de no
interesarse por el otro y de posponer conversaciones importantes. Detectarlas a
tiempo puede ser la diferencia entre convivir por inercia o vivir una relación
que nutra, inspire y fortalezca a ambos.
La autora es Psicologa y colabora en la
Universidad Abierta para Adultos (UAPA) recinto Nagua.
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